En el presente apartado se realiza un repaso de la situación de los recursos ambientales (agua, suelo, aire y energía) disponibles en la Comarca (actualmente en uso o no), así como de los espacios y biodiversidad con los que cuenta para detectar los posibles impactos a los que se pueden ver sometidos, fruto de las actividades humanas, y poder realizar una planificación racional de estos espacios y recursos.La Comarca de El Condado de Jaén, con una extensión superficial de 1.547 km2, se sitúa al norte de la provincia de Jaén, en las estribaciones de Sierra Morena y agrupa a los municipios de Vilches, Arquillos Navas de San Juan, Santisteban del Puerto, Castellar, Sorihuela de Guadalimar, Chiclana de Segura y Montizón.La climatología de la Comarca varía del clima mediterráneo continental templado de la zona noroeste, más lluviosa al sur que al norte, y el mediterráneo subtropical en la zona este, siendo las únicas variables ambientales que oscilan significativamente de uno a otro clima la evapotranspiración y la precipitación media anual. Ambas son superiores en el clima mediterráneo subtropical que en el continental templado.En la zona central de la Comarca, debido al accidentado relieve, no predomina ningún clima concreto, variando desde mediterráneo subtropical a mediterráneo continental o mediterráneo templado.Las temperaturas medias anuales oscilan entre los 11 y los 17ºC para toda la Comarca, lo que implica un clima cálido. Toda la Comarca presenta un importante déficit hídrico, del orden del 80% de la lluvia caída. Esto significa que las precipitaciones anuales no son suficientes para compensar las pérdidas por evaporación y las necesidades de agua de la vegetación.
Agua
Los recursos hídricos de la Comarca son de carácter superficial puesto que al estar situada sobre materiales generalmente impermeables no existen acuíferos de interés.No obstante, existen acuíferos puntuales poco caracterizados y de los que no se dispone de mucha información.La Comarca se sitúa íntegramente dentro de la Cuenca Hidrográfica del Guadalquivir. En la provincia de Jaén, esta cuenca ocupa una extensión de 808 km2, con un caudal absoluto de 49.9 m3/s, en la localidad de Mengíbar, para seguir aumentando aguas abajo.La geomorfología de la Comarca, con marcado buzamiento hacia el sudoeste, hace que la red de drenaje principal atraviese la zona de este a oeste.La climatología condiciona que el régimen fluvial sea mediterráneo pluvial, lo que implica altas aguas invernales, de diciembre a febrero, y agudos estiajes en agosto.El curso de agua más importante que atraviesa la Comarca es el río Guadalimar, afluente de la margen derecha del Guadalquivir. Al Guadalimar drenan el Guadalmena y el Guadalén, siendo los arroyos más importantes de este último el Guarrizas, el Dañador y el Montizón.El río Guadalimar es el mayor afluente del Guadalquivir por la derecha, con una longitud de 167 km. y una superficie de cuenca de 5321 km2, el siguiente en importancia es el Guadalén con 127 km. y por último el Guarrizas con 61 km.Estos cauces están catalogados como protegidos (M.O.P.U. 9/10/1962) por su utilización en gran medida en el abastecimiento de agua potable a las poblaciones. El Guadalimar y sus afluentes a su paso por la Comarca tienen un régimen estrictamente pluvial, recorriendo terrenos impermeables con poca capacidad de retención de agua y suelen ser torrenciales. Esto, junto con las características pluviométricas del área, origina que la mayoría de los cursos sufran un fuerte estiaje en los meses veraniegos.Las subcuencas que se incluyen en la Comarca se detallan en la Tabla 31.
Como puede observarse en la tabla anterior, los terrenos más permeables son los correspondientes a la Cuenca del Guadalén y los de la parte baja del Guadalimar. Esto se refleja en el menor índice de escorrentía, lo que significa que un porcentaje más alto de lluvia va a infiltrarse en el terreno. Los terrenos más altos de la Comarca, al estar situados sobre terrenos de naturaleza más impermeable y estar constituidos por suelos de menor profundidad y mayor pendiente, producen mayor volumen de escorrentía para una misma lluvia caída que los terrenos más bajos.A pesar de estos cauces que discurren por el territorio, los recursos hidráulicos de la Comarca están constituidos principalmente por los embalses en explotación existentes, Guadalmena, Dañador, Guadalén, La Fernandina y Giribaile, siendo la Comarca con más costa interior de Andalucía.
Suelo
Las principales unidades de suelo, según el Mapa Mundial de Suelo de la FAOUNESCO (1991) presentes en la Comarca y el uso de los mismos, se indican en la siguiente tabla (Tabla 32).
Estas unidades de suelo no se distribuyen de manera homogénea en el territorio. Además, estas unidades de suelo se encuentran fundamentalmente asociadas al tipo de material original, motivo por el cual se ha descrito en la tabla. Sin embargo, se puede destacar cómo el olivar, que constituye el principal cultivo de El Condado, se localiza fundamentalmente en los suelos básicos, fértiles y con pendientes moderadas, siendo los cambisoles calcáreos los suelos donde mayor productividad se podría esperar.Otros suelos con importante valor para uso agrícola son los vertisoles del Guadalquivir, los fluvisoles de las cuencas que drenan el territorio, los phaeozems calcáreos y los luvisoles crómicos. Peor capacidad de uso presentan los leptosoles y regosoles, bien por la presencia de una roca dura cerca de superficie como sucede en la primera unidad, o por ser substratos poco consolidados como los regosoles.Sin duda son los leptosoles líticos los suelos en los cuales el desarrollo de la vegetación se encuentra más impedida, por la presencia de afloramientos rocosos y el escaso desarrollo del perfil edáfico.
Ecosistemas: Paisajes, Vegetación y Fauna
La Comarca de El Condado, lejos de presentar un paisaje homogéneo, dispone de una amplia diversidad de ecosistemas. La distribución de la tierra según formas de uso o de ocupación, tal como se representa en el Gráfico 35., muestra que más de un 40% de su superficie está ocupada por cultivos (34,4% olivar), alrededor de un 45% por arbolado de quercíneas y coníferas y el porcentaje restante se distribuye entre matorrales, pastizales, embalses y otras zonas húmedas fundamentalmente. Sólo un 0,3% corresponde a núcleos urbanos.
En estos espacios se encuentran especies animales y vegetales y paisajes de gran valor e interés tanto en términos de conservación como en términos de aprovechamiento económico y social. Su caracterización es la siguiente:
- Masas de agua (embalses). Se trata de grandes superficies de agua en forma de láminas creadas artificialmente por el hombre por el recrecimiento de los cauces de los ríos mediante presas. Como ya se ha mencionado, son los embalses del Guadalén, La Fernandina, Giribaile, Dañador y Guadalmena. La vegetación asociada a estas unidades se ve muy limitada por el efecto de fluctuación del nivel de las aguas en sus orillas, que impide el crecimiento de especies leñosas, o de cierto porte aunque en la cola de los embalses o en aquellos menos encajonados, aparecen comunidades freatofíticas (necesitan humedad en el suelo) como juncales y carrizales. Se trata de zonas húmedas con importancia para los seres vivos que aprovechan estos ecosistemas de nueva creación, como las especies piscícolas de interés deportivo (carpas, lucios, blackbass, etc.) y aves como las anátidas y diversas especies limícolas. En este caso tiene cierta importancia el uso que realizan estas aves en los procesos de migración anual como lugares de descanso y alimentación estratégicos. El paisaje queda determinado fundamentalmente por la presencia de la lámina de agua que incorpora variedad cromática, aunque son destacables como impactos paisajísticos negativos, la aparición de una banda árida y la existencia de elementos constructivos asociadas a la presa.
- Dehesas de encina (Quercus ilex) y alcornoque (Quercus suber) acompañados por especies arbustivas como el lentisco (Pistacia lentiscus) y la jara pringosa (Cistus ladanifer). Estas dehesas son estructuras ecológicas que provienen de la transformación del bosque mediterráneo por parte del hombre, logrando un sistema productivo basado en la combinación óptima de la agricultura y ganadería adaptada a las particularidades del clima ibérico. Este ecosistema es especialmente valioso por mantener una elevada diversidad ecológica y productividad agrícola y ganadera de manera sostenible. La superficie ocupada por este ecosistema se restringe principalmente a los municipios de Vilches, Arquillos, Navas de San Juan y Santisteban del puerto y se sitúa en fincas de propiedad privada en las que se mantiene un aprovechamiento fundamentalmente de ganadería extensiva.
- Riberas, superficies adosadas a los cauces de los ríos y arroyos. Aunque la superficie total es pequeña, tiene la particularidad de estar distribuida en forma de red, con lo que su efecto o influencia sobre el resto de las unidades es muy destacable. Las especies de porte arbóreo más frecuentes son el fresno (Fraxinus angustifolia) y el chopo (Populus sp) que forman bosques de galería en aquellas zonas menos transformadas, como el río Guadalimar. Muchos de los tramos de cauce que atraviesan cultivos han perdido toda la cobertura natural quedando al descubierto el lecho, sin protección de las orillas. La fauna existente en este ecosistema tiene especies de gran importancia por su rareza y fragilidad, sobre todo las especies piscícolas autóctonas como son la bogardilla (Iberocypris palaciosi) y la pardilla (Rutilus lemmingii) o aves como el martín pescador (Alcedo athis) y mamíferos como la nutria (Lutra lutra)
- Matorrales, que constituyen etapas de degradación del bosque mediterráneo, por la presión humana. Los aprovechamientos forestales y ganaderos han eliminado progresivamente el estrato arbóreo, dejando un estrato arbustivo más adaptado a esas condiciones. En muchos casos estos matorrales se han formado por abandono de parcelas de cultivo. Se han unido a esta formación los pastizales que suelen tratarse de cultivos abandonados y que tienden a evolucionar hacia matorrales. Se encuentra repartida por casi todo el territorio, aunque existen grandes superficies en los términos de Navas de San Juan y Santisteban del Puerto. Caben distinguirse dos tipos de matorrales, dependiendo de las condiciones del suelo; los calcícolas y los silicícolas. Los primeros se caracterizan por especies como la carrasca (Quercus coccifera), el lentisco (Pistacia lentiscus) y el romero (Rosmarinus officinalis) y los segundos están sobre todo compuestos por la jara pringosa (Cistus ladanifer), la retama (Retama sphaerocarpa) y el madroño (Arbutus unedo). Estos espacios presentan menor valor ecológico, aunque suponen una buena medida para la reducción de la erosión y permiten la progresiva recuperación del bosque mediterráneo. Además proporcionan refugio a especies cinegéticas como el jabalí (Sus scrofa) y el ciervo (Cervus elaphus).
- Bosques de coníferas formados principalmente por repoblaciones forestales de coníferas como el pino piñonero (Pinus pinea), pino carrasco (Pinus halepensis) y el pino resinero (Pinus pinaster) con aprovechamiento maderero. Aunque se trata de repoblaciones realizadas por el hombre, en algunas zonas han alcanzado cierto grado de naturalidad, por lo que adquieren valor ecológico. Las principales masas forestales se localizan al norte de la Comarca, en las estribaciones de Sierra Morena. Como excepción se encuentra el enclave de Sorihuela del Guadalimar perteneciente a la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas. La fisiografía de estos espacios es típicamente abrupta, con fuertes pendientes. Periódicamente sufren tratamientos de mantenimiento silvícola que suponen la tala de algunos pies y la eliminación de la vegetación arbustiva. La avifauna que se puede encontrar en es de tipo forestal, como el azor (Accipiter gentilis), el pico picapinos (Dendocopos major) y el carbonero garrapinos (Parus ater). Este tipo de ecosistema tiene un elevado riesgo intrínseco de sufrir incendios forestales, ya que son especies muy combustibles.
- Bosque mediterráneo, ecosistema típicamente ibérico, en el que la vegetación predominante está adaptada a las características del clima mediterráneo, es decir, coincidencia de ausencia de lluvias en la época estival en las que las temperaturas son muy elevadas. Esta característica condiciona periodos de latencia vegetativa en verano y adaptaciones a la sequedad, como las hojas duras y recubiertas de ceras protectoras; es el denominado bosque esclerófilo. La mayor parte de los encinares se sitúan en el este y centro de la Comarca, asociados a suelos silíceos en los que los cultivos, sobre todo de olivar, tienen peores condiciones de crecimiento. Esto ha provocado una menor presión humana sobre estos terrenos para dedicarlos al cultivo, y ha permitido su conservación. La especie vegetal dominante es la encina (Quercus ilex), aunque en las zonas más húmedas la acompaña el alcornoque (Quercus suber). Este bosque es el más diverso y el que contiene mayor número de endemismos. En estos enclaves, mayoritariamente situados en las estribaciones de Sierra Morena, perviven especies de alto valor ecológico y estrictamente protegidas como el águila imperial (Aquila adalberti), la cigüeña negra (Ciconia nigra) el lince ibérico (Linx pardina) o el meloncillo (Herpetes ichneumon).
- Cultivos herbáceos. Estas son zonas de aprovechamiento agrícola destinadas al cultivo de cereales. Suponen la etapa de degradación del territorio más intensa en cuanto a la pérdida de cobertura vegetal natural, Estos espacios tienen gran homogeneidad interna, al tratarse de monocultivos (una sola especie) que suponen gran monotonía ecológica. A pesar de ello, su importancia radica en que estos ecosistemas han sido introducidos por el hombre desde épocas históricas, por lo que existe una relación ecológica positiva con el resto de unidades ambientales. En estas zonas abiertas se pueden encontrar especies típicamente esteparias como la codorniz, (Coturnix coturnix) y la perdiz (Alectoris rufa) de gran interés cinegético. Cultivos leñosos. Se trata de terrenos dedicados al cultivo de especies leñosas, principalmente el olivo (Olea europaea) aunque, en menor medida, aparecen almendros (Prunus dulcis). La mayor parte de los cultivos de olivar aparecen al sur y oeste de la Comarca, creándose una franja continua desde un extremo a otro. Esta franja coincide con los suelos calcáreos del triásico. La estructura es extremadamente homogénea, no dejando apenas espacio a otros tipos de vegetación. Las especies acompañantes se ven muy reducidas por la presión agrícola que realizan los arados periódicos y el uso abusivo de fitosanitarios. Las aves características del olivar son los fringílidos, como el verdecillo (Serinus serinus), el pinzón común (Fringilla coelebs), y otras especies que aprovechan sus recursos alimenticios en invierno como el estornino negro (Sturnus unicolor).